El ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA) son los principales ácidos grasos omega 3 que se encuentran en los aceites marinos. Los beneficios del EPA y el DHA para la salud están ampliamente reconocidos entre científicos y organismos reguladores de todo el mundo, incluida la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que ha autorizado alegaciones de propiedades beneficiosas para la salud cerebral y visual.
Los lípidos constituyen entre un 50 y un 60 % del peso seco del cerebro adulto. El DHA es un importante lípido estructural del cerebro, el sistema nervioso y la retina del ojo, y suma cerca del 8 % del peso seco del cerebro humano. Por su parte, el EPA y el ALA representan menos del 1 % de los lípidos cerebrales. Utilizando trazadores radiactivos, se ha calculado que la producción de DHA en el cerebro alcanza 3,8 mg/día, por lo que la vida media del contenido total de DHA ronda 2,5 años.
El DHA está integrado con los fosfolípidos neuronales y puede modular la función de las moléculas de transducción de señales vitales, como la rodopsina, un receptor asociado a la proteína G responsable de iniciar el proceso bioquímico de la cascada visual que nos permite ver.