Recientes investigaciones científicas cada vez apoyan más el concepto de que los alimentos, los ingredientes alimenticios y los componentes de los ingredientes juegan un papel importante en la reducción del riesgo de enfermedades y hacen frente a afecciones específicas, tales como: colesterol alto, obesidad y baja en el sistema inmune. De hecho, organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Alianza Mundial para una Nutrición Mejorada (GAIN) están lanzando programas en todo el mundo para enriquecer los alimentos básicos y hacer frente a enfermedades y afecciones causadas por la desnutrición.
Del mismo modo, un creciente número de fabricantes están respondiendo a los intereses de los consumidores de preferir la fortificación, concretamente combinando varios ingredientes, para aprovechar los avances científicos que revelan cómo los componentes de ciertos alimentos pueden retrasar la aparición de enfermedades tales como el cáncer, la osteoporosis y la diabetes y así ayudar a grupos demográficos con dolencias y mejorar el estilo de vida. Cada día, una amplia gama de ingredientes funcionales se emplean para fortificar los alimentos y bebidas – un nutriente no discutido a menudo es el ácido linoleico conjugado (CLA).
CLA se refiere a un grupo de ocho isómeros que son estructuralmente similares al ácido linoleico, que es también conocido como omega-6. La única diferencia estructural entre el ácido linoleico y los isómeros de CLA es la ubicación de sus dos dobles enlaces.