Entre las funciones del magnesio está la activación del ATP. De hecho, muchas son las moléculas que sufren una torsión espacial (forma cíclica) por efecto del magnesio, pues recordemos que activa más de 350 enzimas. Es un calcio-antagonista, lo que explica su acción antihipertensiva. A nivel cardiovascular mejora la circulación del potasio y el sodio a través de la membrana de la célula cardiaca mejorando así su funcionamiento.
Evita las arritmias y las palpitaciones, y produce una vasodilatación de las coronarias. Recientes estudios muestran que la ingestión del magnesio es baja y está por debajo de las recomendaciones diarias. Las fuentes mejores del magnesio son las hojas verdes, los granos (frijoles, lentejas), cereales integrales y frutos secos como nueces y almendras. El refinamiento de los alimentos como los cereales y el azúcar hace perder el 85% del magnesio, lo mismo que hervir los alimentos y desechar el agua. La refinación de la sal hace que se pierda el magnesio que posee en abundancia la sal de mar. Esta sal contiene el 3.7% de magnesio. Los 6 gramos diarios que como mínimo consume una persona (el consumo está entre 6 y 10 gramos al día) hace que se pierdan unos 220 miligramos de magnesio al día. La hormona paratiroidea ayuda a la reabsorción del magnesio, esto muestra la conexión tan importante entre esta glándula y el magnesio. Ya hemos dicho que es necesario un adecuado consumo de magnesio para que el calcio alcance valores normales en sangre, pues el magnesio regula el funcionamiento de la paratiroides y el hiperparatiroidismo se inicia por la deficiencia de vitamina D3 y por los niveles bajos de calcio en la sangre.
Se puede presentar una hipomagnesemia sin que la cantidad total de magnesio se encuentre baja. El 30% del magnesio se encuentra en los músculos, el 50% está en el hueso como hidroxiapatita .