Ayuda en los problemas relacionados con el desarrollo, a nivel emocional (problemas de inmadurez). En los procesos de desarrollo conflictivo, típicos de la infancia y la adolescencia. Ayuda a mejorar relaciones conflictivas con los padres, interesante de utilizar en niños adoptados. En desequilibrios asociados a dolencias y malestares menores típicos de la infancia.